PISTO




Pese a que el plato que nos ocupa hoy lo podamos elaborar en cualquier época del año, parece que al pisto le "pega" el verano, no sólo por la temporalidad de las hortalizas con las que se elabora, sino porque lo puedes dejar hecho por la mañana y comerlo del tiempo al mediodía o a la hora de la cena. Acompañado de un huevo frito, convertimos un humilde plato en un manjar “digno del mismísimo Jehová”.
Podríamos añadir al nombre del plato el adjetivo de “manchego” que es supuestamente el origen del mismo, pero aunque no sean exactamente iguales, a lo largo de la geografía española encontramos numerosos ejemplos de platos elaborados con hortalizas de la huerta, como el Tumbet mallorquín, (que tan rico hace Isa), el pisto a la bilbaína, la Xanfaina catalana… o en otros países como Italia, concretamente en Sicilia, la exquisita Caponata o el últimamente famoso Ratatuille francés. Como siempre, resulta difícil atribuir un origen concreto e identificar una receta que sea la original. La que vamos a hacer hoy queda muy rica y es facilísima además de barata. El pisto puede ser un primer plato, un plato principal o una guarnición, eso queda a la elección de cada uno. Como comentábamos líneas atrás puede ir acompañado de un huevo frito, escalfado, con unos tacos de jamón, patatas fritas cortadas en daditos, butifarra, o unos langostinos salteados… el universo de combinaciones que nos abre es enorme así que desde aquí os invitamos a que os quedéis con la que más os guste, o que probéis otra diferente y la compartáis con nosotros.
Hay diferentes formas de hacer pisto; a mi me gusta preparar una salsa de tomate y añadírsela en lugar de picar el tomate y sofreírlo. Elegir la que más os guste.

Ingredientes (para 4 personas)

2 cebollas blancas grandes
1 calabacín hermoso
2 dientes de ajo (son opcionales; si no os gusta no lo pongáis)
3 pimientos verdes italianos
1 pimiento rojo
Aceite de oliva virgen extra
Sal

Para la salsa de tomate

1/2 Kg. de tomates maduros (los llamados “de pera” y los “de rama” van muy bien para freír)
1 cebolla blanca pequeña
1 diente de ajo
Aceite de Oliva Virgen Extra
Sal y Azúcar (en la cantidad que consideréis oportuna)
Agua

Utensilios

1 sartén antiadherente grande
1 cacerola antiadherente
1 cuchara de madera
La batidora y su vaso
1 colador chino (si somos muy delicaditos y queremos deshacernos de la piel y las semillas)
1 tabla para picar
1 puntilla bien afilada
1 cuchillo
1 Cuchara sopera

Elaboración

Manos limpias y como a mí me gusta la receta que lleva la salsa de tomate, pues nos abrimos una buena botella de blanco y matamos 2 pájaros de un tiro.

Vamos a comenzar por la parte que nos va a llevar más tiempo; la salsa de tomate. Para realizarla miramos la receta del día 22 de abril. Una vez lista, la reservamos.
Lavamos bien todas las hortalizas y las pelamos convenientemente (cebolla pelada, pimientos sin rabo y sin simiente, ajo pelado…)
Picamos en daditos de 1 cm por 1 cm (aproximadamente) la cebolla, los pimientos y el calabacín. El ajo lo picamos en brunoise (muy finito). Ponemos un buen chorro de aceite en la sartén (con cuidado para que el pisto no quede excesivamente grasiento), y ésta, a su vez, la ponemos a fuego medio. Comenzamos a echar las hortalizas por orden de dureza. En primer lugar la cebolla (junto con una pizca de sal para que "sude"); hasta que no esté transparente no añadiremos los pimientos. La cebolla tarda aproximadamente unos 30 minutos. A continuación añadimos los pimientos que a su vez rehogaremos durante otros 20 minutos. Procedemos de igual forma con el calabacín, dejándolo otros 15 minutos. Cuando veamos que empieza a ablandarse, incorporamos la salsa de tomate que habíamos preparado al principio de la receta y dejamos que cueza todo junto otros 10 minutos. En esta fase debemos estar pendientes del guiso para que no se nos pegue.
La textura de las verduras es muy personal así que si os gustan pasaditas pues dejáis que cueza más tiempo, pero si por el contrario os gustan “al dente” lo retiráis ya. Es el momento de probarlo a ver si el punto de sal es el adecuado. Si veis que está demasiado ácido, le añadís un par de cucharadas de azúcar para rectificarlo.

Ya está listo, aquí tenéis vuestro primer pisto. Ahora sólo falta saber con qué lo vamos a acompañar. Yo personalmente freiría unos daditos de patata y un buen par de huevos de corral para convertirlo en la comida perfecta. Recordad que lo podemos preparar de un día para otro y no hay ningún problema.

Buena suerte y Buen provecho

Comentarios

muoho ha dicho que…
estoy de acuerdo en que la mejor compañía para un pisto son dos huevos fritos!!!

aunque acompañados de un poco de jamón y chorizo quedan unos spaguettis buenísimos en un tiempo record...
Anónimo ha dicho que…
Ciertamente el pisto puede servir perfectamente como fondo para un arroz, como complemento a una pasta, relleno para una empanada o una coca...Son todo ventajas.
Dicho esto solo me queda animaros a que hagáis un poco más de cantidad y probéis la versatilidad de la receta.
Adriana ha dicho que…
Esta receta es un poco antigua pero tengo una duda, ¿no lleva ninguna especia además de la sal? La verdad es que me ha salido rico pero no sé si le falta algo.
Jose ha dicho que…
Buenos días. Siento no haberlo visto hasta ahora.
En la foto que vi ayer tenía una pinta espectacular. En efecto no lleva nada más que sal y algo de azúcar para corregir la acidez del tomate. Conozco gente que le añade algo de comino y pimienta negra.
En el caso del "ratatuille" se añaden hierbas aromáticas como el tomillo. Te recomiendo que partiendo del pisto que ya tienes pruebes a añadir alguno de estos elementos y nos cuentas la experiencia.
Muchas gracias Guapos.

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