PATATAS PANADERAS
A petición de Sonia aquí va la receta de las “panaderas”. Espero que os aclare algunas de vuestras dudas.
Las patatas panadera son una de las guarniciones más repetidas en las cartas de los restaurantes españoles. Son un acompañamiento ideal tanto para carnes como para pescados y una delicia en sí mismas. Pese a lo extendido de la receta por nuestra geografía, son de origen francés. Exactamente y siempre según el Larousse Gastronmique la receta es muy similar a la de las Pommes Boulangeré, con la salvedad que nosotros no les vamos a añadir un fondo blanco a la hora de cocinarlas sino que vamos a servirnos únicamente de nuestro delicioso aceite de oliva virgen extra (de lo que deduciréis que muy dietéticas no son…).
Como sucede con la mayoría de las recetas, no hay 2 iguales. La que a continuación voy a relataros es la que me gusta a mí que es una mezcla de varias. Exquisitas eran las que antes se hacían en el Caserón de Araceli y las que prepara mi Madre que nada tienen que envidiar a las del Caserón. Vamos a ello.
Ingredientes (para 6 personas)
1 kg de patatas nuevas especiales para hornear (son distintas a las de fritura y a las de cocción)
1 cebolla blanca grande (a ser posible dulce)
2 dientes de ajo
1 rama de tomillo
Sal
Pimienta blanca
1 vaso de vino blanco
AOVE
Utensilios
1 horno
1 fuente de horno de tamaño adecuado
1 sartén antiadherente grande
1 tabla
1 cuchillo cebollero
1 puntilla
1 pelador
Papel “albal”
1 mandolina (si no tenéis, pues paciencia)
Elaboración
Manos limpias y una copa de delicioso verdejo bien frío. En primer lugar encendemos el horno a 200º. Lavamos las patatas y las pelamos con la ayuda de nuestro pelador (valga la redundancia). Pelamos la cebolla y la picamos en juliana fina. Si disponemos de una mandolina (artilugio con el cual podemos hacer distintos tipos de cortes de verduras y hortalizas) la usamos, si no, nos servimos de nuestro cuchillo y un poco de paciencia para cortar las patatas en rodajas de unos 3 milímetros de grosor (a mayor grosor más tiempo tardarán en cocinarse). Las lavamos con agua fría y las reservamos. Picamos el ajo en brunoise. Ponemos un buen chorro de aceite en la sartén y añadimos la cebolla; la rehogamos un par de minutos a fuego suave, añadimos el ajo y el tomillo. Escurrimos las patatas, las salpimentamos generosamente. Las incorporamos a la sartén, subimos el fuego, añadimos el vino blanco, dejamos que reduzca un par de minutos. Homogeneizamos el conjunto con ayuda de una cuchara y lo vertemos en la fuente de horno. Añadimos otro chorro de aceite, cubrimos con papel “albal” y las metemos al horno durante 25 minutos a 200º. Si queréis que las patatas se doren lo que tenéis que hacer es retirar el “albal” y dejar que se doren durante los minutos finales de la cocción. Para saber si están listas solamente tenéis que pincharlas con un cuchillo. Si entra con facilidad es que están listas.
Nota 1: el aceite sobrante debéis escurrirlo en un bote y así se puede reutilizarlo para freir patatas o volver a cocinar “panaderas”.
Nota 2: las variaciones son infinitas. Os recomiendo que probéis a añadir pimiento rojo y verde en juliana cuando rehoguéis la cebolla. Deliciosas.
Nota 3: en breve le añadiré las fotos. Un poco de pacienca.
Buena Suerte y Buen Provecho
Las patatas panadera son una de las guarniciones más repetidas en las cartas de los restaurantes españoles. Son un acompañamiento ideal tanto para carnes como para pescados y una delicia en sí mismas. Pese a lo extendido de la receta por nuestra geografía, son de origen francés. Exactamente y siempre según el Larousse Gastronmique la receta es muy similar a la de las Pommes Boulangeré, con la salvedad que nosotros no les vamos a añadir un fondo blanco a la hora de cocinarlas sino que vamos a servirnos únicamente de nuestro delicioso aceite de oliva virgen extra (de lo que deduciréis que muy dietéticas no son…).
Como sucede con la mayoría de las recetas, no hay 2 iguales. La que a continuación voy a relataros es la que me gusta a mí que es una mezcla de varias. Exquisitas eran las que antes se hacían en el Caserón de Araceli y las que prepara mi Madre que nada tienen que envidiar a las del Caserón. Vamos a ello.
Ingredientes (para 6 personas)
1 kg de patatas nuevas especiales para hornear (son distintas a las de fritura y a las de cocción)
1 cebolla blanca grande (a ser posible dulce)
2 dientes de ajo
1 rama de tomillo
Sal
Pimienta blanca
1 vaso de vino blanco
AOVE
Utensilios
1 horno
1 fuente de horno de tamaño adecuado
1 sartén antiadherente grande
1 tabla
1 cuchillo cebollero
1 puntilla
1 pelador
Papel “albal”
1 mandolina (si no tenéis, pues paciencia)
Elaboración
Manos limpias y una copa de delicioso verdejo bien frío. En primer lugar encendemos el horno a 200º. Lavamos las patatas y las pelamos con la ayuda de nuestro pelador (valga la redundancia). Pelamos la cebolla y la picamos en juliana fina. Si disponemos de una mandolina (artilugio con el cual podemos hacer distintos tipos de cortes de verduras y hortalizas) la usamos, si no, nos servimos de nuestro cuchillo y un poco de paciencia para cortar las patatas en rodajas de unos 3 milímetros de grosor (a mayor grosor más tiempo tardarán en cocinarse). Las lavamos con agua fría y las reservamos. Picamos el ajo en brunoise. Ponemos un buen chorro de aceite en la sartén y añadimos la cebolla; la rehogamos un par de minutos a fuego suave, añadimos el ajo y el tomillo. Escurrimos las patatas, las salpimentamos generosamente. Las incorporamos a la sartén, subimos el fuego, añadimos el vino blanco, dejamos que reduzca un par de minutos. Homogeneizamos el conjunto con ayuda de una cuchara y lo vertemos en la fuente de horno. Añadimos otro chorro de aceite, cubrimos con papel “albal” y las metemos al horno durante 25 minutos a 200º. Si queréis que las patatas se doren lo que tenéis que hacer es retirar el “albal” y dejar que se doren durante los minutos finales de la cocción. Para saber si están listas solamente tenéis que pincharlas con un cuchillo. Si entra con facilidad es que están listas.
Nota 1: el aceite sobrante debéis escurrirlo en un bote y así se puede reutilizarlo para freir patatas o volver a cocinar “panaderas”.
Nota 2: las variaciones son infinitas. Os recomiendo que probéis a añadir pimiento rojo y verde en juliana cuando rehoguéis la cebolla. Deliciosas.
Nota 3: en breve le añadiré las fotos. Un poco de pacienca.
Buena Suerte y Buen Provecho
Comentarios
Saluts
Gracias gordo