PIMIENTOS ASADOS
El pimiento es una planta originaria de Latinoamérica, más concretamente de Méjico, Perú y Bolivia. Fueron traídos a Europa por Colón, a finales del siglo XV. En España comenzaron a cultivarse en el siglo XVI y, al igual que sucediera con las patatas y el tomate, supusieron una revolución en la alimentación. De las diferentes variedades que existen –los hay picantes y dulces-, la que nos interesa hoy es el conocido como pimiento “morrón”. Es la más interesante para nuestro propósito por la enorme cantidad de carne que contiene. Reconoceremos los mejores pimientos porque su piel debe ser brillante, lisa, sin marcas de golpes, con el tallo verde y cuando lo cojamos, debemos notar su peso.
Son ricos en vitaminas A y C, y minerales como el Potasio.
Ingredientes
2 kg de pimientos morrones
Aceite de oliva virgen extra
Utensilios
1 horno (si fuera de leña sería perfecto)
1 fuente de horno (puede ser de barro o “Pirex”)
Elaboración
Abrimos un botellín y nos lavamos bien las manos.
Encendemos el horno y lo precalentamos a 200º grados –arriba y abajo-, aunque cuando introduzcamos los pimientos lo bajaremos a 180º. Mientras el horno alcanza la temperatura, lavamos bien los pimientos, los colocamos en la fuente de horno y los rociamos con un buen chorro de aceite de oliva. Metemos los pimientos, bajamos la temperatura, y en 45 minutos aproximadamente, (dependiendo de la carne que tengan), los tendremos asados. Los sacamos del horno y los cubrimos con un paño para pelarlos con mayor facilidad cuando se queden fríos.
Una vez pelados y despepitados, las posibilidades gastronómicas que nos ofrecen son infinitas. Desde comerlos rehogados con ajo, hasta hacer un delicioso pollo al chilindrón. A mí me gusta especialmente la combinación entre un buen pan de hogaza recién tostado, (el que Teo y Rosa me mandan de Santo Tomé es espectacular), al que le colocaremos por encima unos pimientos rehogados con ajo, unas láminas de ventresca de atún, (pueden ser migas de bonito), y unas lonchas finas de queso de oveja al romero… Aún más afortunados seríamos si pudiéramos sustituir el queso al romero por una buena torta de Barros, La Serena o El Casar… Digno del mismísimo Jehová.
Se me olvidaba; los pimientos asados admiten perfectamente la congelación, por lo que os recomiendo que aséis una buena cantidad y guardéis en el congelador. Os sacarán de más de un apuro.
Buena suerte y Buen provecho.
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