Pastel de melocotón y chocolate
Si el solomillo de cerdo relleno fue uno de mis primeros platos en solitario, aquí nos encontramos ante una de las vacas sagradas de la repostería en mi familia materna. Posiblemente la primera vez que hice algo en una cocina fue el “punto de nieve” para este pastel. Para los que no me conozcáis, soy bastante “cansino” desde que era bien pequeño. Mis tías para que me callara un poco me “arreaban” el bol, las claras y la varilla…
He dicho mi familia materna pero no he especificado. La persona a la que yo asocio este pastel por encima de a las demás es a la “Tía Lulú”, (suena muy enternecedor, pero en la sección de vídeos se clava un par de botellines de un trago que da gusto. Madrina, te quiero. No cambies nunca). Sentimentalismo aparte, la tarta es sencilla, barata y carece de complicaciones. Os garantizo que una vez que la probéis, repetís (a Pablo, el mejor amigo de mi hermano le volvía loco).
Ingredientes
1 kg de melocotón en almíbar
4 huevos grandes
160 grs. de azúcar blanquilla
140 gramos de harina (si la usamos de fuerza, el pastel tendrá más estructura)
2 cucharaditas de levadura química (vamos Royal de toda la vida…)
La ralladura de un limón
1 yogur natural
2 cucharadas soperas de AOVE
Para la cobertura
100 grs. de chocolate (el de Nestlé es un valor seguro)
100 ml. De nata líquida (35%)
50 grs. de mantequilla
Utensilios
1 varillas o una batidora con accesorio para montar
1 rallador
1 cuchara sopera
1 cuchara de café
Boles de distintos tamaños
1 molde para tartas (da igual si es de silicona, desmoldable, fijo…)
1 colador pequeño
1 tabla de corte
1 cuchillo cebollero
1 abrelatas (si es que usáis melocotón de lata)
1 horno
1 cazo
1 lengua
1 plato de presentación
Elaboración
Bueno, pues en primer lugar nos lavamos las manos, abrimos una botella de buen P:X., Sauternes o similar y encendemos nuestro horno (200º arriba y abajo).
Abrimos la lata de melocotón, cortamos los melocotones en dados de 1x1 cm y los reservamos. A continuación, separamos con sumo cuidado las claras de las yemas. Batimos las segundas con el azúcar hasta que “blanqueen” (como su propio nombre indica el color de la yema cambia. También lo hace su textura. Sabremos que está cuando no encontremos restos del azúcar y tengamos una masa cremosa). El siguiente paso es la incorporación de la ralladura de limón (debemos hacerlo al momento para no perder los aceites esenciales de la corteza. No debemos llegar a la parte blanca nuca porque amarga. Por cierto, se llama ceste), el AOVE, el yogur, el melocotón y la “carga” (es la mezcla entre harina y levadura que habremos tamizado con nuestro colador previamente). Mezclamos todos los ingredientes hasta conseguir una pasta homogénea. No debe quedar ni un solo grumo así que hale, a esmerarse. Un truco para evitar los grumos es el de incorporar nuestra “carga” sobre los otros ingredientes poco a poco desde el colador mientras no paramos de batirlos.
Llega la hora de la verdad, el punto de nieve. Es la parte más complicada de la receta pero no os asustéis que no muerde. Necesitamos un bol limpio, inmaculado, (el más mínimo resto de grasa hará que no suba bien) ,las claras, las varillas y una pizca de sal además de una buena dosis de paciencia. Los movimientos deben ser de abajo hacia arriba para incorporar bien el aire en las claras y obtener un punto de nieve cremoso y compacto. Sabremos que está listo cuando le demos la vuelta al bol y este no se caiga (las claras, se entiende).
Respirar, tomar un traguito de vino y prosigamos antes de que se nos bajen las claras.
Con mucho cuidado y con movimientos envolventes incorporamos las claras a la preparación anterior. Este paso es muy importante. Cuando esté homogénea la mezcla, la vertemos en un molde que previamente habremos untado de mantequilla y espolvoreado de harina. Al horno 50 minutos.
Mientras se hornea el pastel, preparamos la cobertura. Para ello calentamos la nata en un cazo con la mantequilla y, cuando rompa el hervor lo retiramos del fuego y añadimos el chocolate picado (para facilitar su fusión). Lo removemos con la varilla hasta que esté fundido.
Si hemos seguido los pasos y sido mínimamente diestros, el pastel debería tener un bonito color dorado y una textura esponjosa. Dejamos que se enfríe. Desmoldamos, colocamos en un plato de presentación y bañamos con el chocolate. Dejamos que se enfríe.
Ya me contaréis.
Buena suerte y Buen provecho.
He dicho mi familia materna pero no he especificado. La persona a la que yo asocio este pastel por encima de a las demás es a la “Tía Lulú”, (suena muy enternecedor, pero en la sección de vídeos se clava un par de botellines de un trago que da gusto. Madrina, te quiero. No cambies nunca). Sentimentalismo aparte, la tarta es sencilla, barata y carece de complicaciones. Os garantizo que una vez que la probéis, repetís (a Pablo, el mejor amigo de mi hermano le volvía loco).
Ingredientes
1 kg de melocotón en almíbar
4 huevos grandes
160 grs. de azúcar blanquilla
140 gramos de harina (si la usamos de fuerza, el pastel tendrá más estructura)
2 cucharaditas de levadura química (vamos Royal de toda la vida…)
La ralladura de un limón
1 yogur natural
2 cucharadas soperas de AOVE
Para la cobertura
100 grs. de chocolate (el de Nestlé es un valor seguro)
100 ml. De nata líquida (35%)
50 grs. de mantequilla
Utensilios
1 varillas o una batidora con accesorio para montar
1 rallador
1 cuchara sopera
1 cuchara de café
Boles de distintos tamaños
1 molde para tartas (da igual si es de silicona, desmoldable, fijo…)
1 colador pequeño
1 tabla de corte
1 cuchillo cebollero
1 abrelatas (si es que usáis melocotón de lata)
1 horno
1 cazo
1 lengua
1 plato de presentación
Elaboración
Bueno, pues en primer lugar nos lavamos las manos, abrimos una botella de buen P:X., Sauternes o similar y encendemos nuestro horno (200º arriba y abajo).
Abrimos la lata de melocotón, cortamos los melocotones en dados de 1x1 cm y los reservamos. A continuación, separamos con sumo cuidado las claras de las yemas. Batimos las segundas con el azúcar hasta que “blanqueen” (como su propio nombre indica el color de la yema cambia. También lo hace su textura. Sabremos que está cuando no encontremos restos del azúcar y tengamos una masa cremosa). El siguiente paso es la incorporación de la ralladura de limón (debemos hacerlo al momento para no perder los aceites esenciales de la corteza. No debemos llegar a la parte blanca nuca porque amarga. Por cierto, se llama ceste), el AOVE, el yogur, el melocotón y la “carga” (es la mezcla entre harina y levadura que habremos tamizado con nuestro colador previamente). Mezclamos todos los ingredientes hasta conseguir una pasta homogénea. No debe quedar ni un solo grumo así que hale, a esmerarse. Un truco para evitar los grumos es el de incorporar nuestra “carga” sobre los otros ingredientes poco a poco desde el colador mientras no paramos de batirlos.
Llega la hora de la verdad, el punto de nieve. Es la parte más complicada de la receta pero no os asustéis que no muerde. Necesitamos un bol limpio, inmaculado, (el más mínimo resto de grasa hará que no suba bien) ,las claras, las varillas y una pizca de sal además de una buena dosis de paciencia. Los movimientos deben ser de abajo hacia arriba para incorporar bien el aire en las claras y obtener un punto de nieve cremoso y compacto. Sabremos que está listo cuando le demos la vuelta al bol y este no se caiga (las claras, se entiende).
Respirar, tomar un traguito de vino y prosigamos antes de que se nos bajen las claras.
Con mucho cuidado y con movimientos envolventes incorporamos las claras a la preparación anterior. Este paso es muy importante. Cuando esté homogénea la mezcla, la vertemos en un molde que previamente habremos untado de mantequilla y espolvoreado de harina. Al horno 50 minutos.
Mientras se hornea el pastel, preparamos la cobertura. Para ello calentamos la nata en un cazo con la mantequilla y, cuando rompa el hervor lo retiramos del fuego y añadimos el chocolate picado (para facilitar su fusión). Lo removemos con la varilla hasta que esté fundido.
Si hemos seguido los pasos y sido mínimamente diestros, el pastel debería tener un bonito color dorado y una textura esponjosa. Dejamos que se enfríe. Desmoldamos, colocamos en un plato de presentación y bañamos con el chocolate. Dejamos que se enfríe.
Ya me contaréis.
Buena suerte y Buen provecho.
Comentarios
besos.
""MUCHIIISIMAS GRACIAS "" la tarta estaba riquííísima.
Un saludo a la "tía Lulú" por compartir ésta receta.
ya te contaré qué tal me queda.
Besotes,
Ali
Muchas gracias por dejarte caer por aquí.
AOVE es aceite de oliva virgen extra.
Que te salga rico.
Besos